Nos volvemos locos. Parece una tontería, pero es un tema bastante serio y digno de cuestionar.
Kiprun tiene un problema importante con la nomenclatura de sus modelos clave. ¿No os cuesta recordar el nombre de cada una de sus zapatillas?
Nadie duda de que la marca francesa está dando lo mejor de si para colocar a sus zapatillas más rápidas en la mente del corredor popular. Lo hemos visto con diferentes modelos de competición como han sido la
KD900X LD + o la
KD900X LD 2, pero parece que todavía no lo han conseguido.
¿Será por las tecnologías utilizadas? ¿Será porque el catálogo crea confusión? Nosotros estamos convencidos de que es por lo segundo.
Pues bien, por si eso no fuera suficiente, ahora sale la
Kiprun KD900X LAB, una zapatilla que destaca por, además de su aspecto súper agresivo, por pesar tan solo 167 gramos y contar con una serie de tecnologías sin precedentes dentro de la casa francesa.
Como os podréis imaginar, la nueva
Kiprun KD900X LAB es una zapatilla de competición. Una zapatilla de esas que, al cogerlas con la mano, te quedas alucinado con lo poquísimo que pesa y de su minimalismo absoluto.
La idea de
Kiprun es situar esta zapatilla en el olimpo de las zapatillas de competición. ¿Lo conseguirá? Parece que el actual récord de Europa en 5K Jimmy Gressier se ha encargado de ayudar a desarrollar este producto y sacarle su máximo potencial en carrera.
El gran secreto que esconde esta zapatilla es el que veremos en su espuma. El nuevo
VFoam + es la nueva súper espuma de la marca. Un compuesto que combina el TPU y PEBA, para darnos ese tacto extremadamente blando y con muchísima respuesta (o eso asegura la marca francesa).
Además de esto, una placa de fibra de carbono completa, como no podías ser de otra manera.
El upper es de estos de tacto plasticoso. Un material ligerísimo y muy minimalista. Como verás no hay ni rastro de protecciones y la estructura es mínima, por no decir que nula. Otras zapatillas del mercado que utilizan materiales similares son la
Cielo X1 2.0 de
Hoka o la
On Cloudboom Strike.
Lo que destaca de este upper es el acabado en el talón. Es un tanto extraño en cuanto a diseño y forma y sinceramente tiene similitudes estéticas con lo que
adidas trabaja en
Adios Pro 4 o
Boston 12. A nivel de comportamiento tendremos que verlo y probarlo, pero está claro que si
Kiprun ha pensado en ello, será porque les funciona.
Ahora, la pregunta que todos esperabais. ¿Vale la pena gastarse 300€ por una zapatilla voladora del gigante
Decathlon? Se abre el debate.